Papa hace nuevas designaciones buscando un nuevo modelo de iglesia
Designó a Pietro Parolin como secretario de Estado. Da espacio así a un gobierno más colegiado y transparente.
Otro estilo. A la izquierda, Francisco se deja fotografiar con jóvenes de Piacenza y Bobbio, de visita en el Vaticano.
El nuevo modelo de Iglesia que quiere Francisco y apoyan la gran mayoría de los cardenales dio ayer un gran paso adelante con el fin de la era del todopoderoso cardenal Tarcisio Bertone, a quien se le aceptó la renuncia "por límite de edad", cuatro años después de que se la presentara, cuando cumplió 75 años, al hoy papa emérito Benedicto XVI.
El anunciado retiro involuntario del Secretario de Estado que duró siete años fue completado con la designación en su reemplazo del nuncio (embajador) en Venezuela, arzobispo Pietro Parolin, de 58 años, un italiano.
Este ritual de gran importancia en el pontificado del Papa argentino, que esperó cinco meses para dar el gran paso, devuelve el control del organismo principal de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia, a los diplomáticos vaticanos.
Bertone no lo era y monseñor Parolin llega con la misión de hacer lo contrario de su predecesor, que fue antes arzobispo de Génova, y un estrecho colaborador del cardenal Ratzinger en el ex Santo Oficio, guardián de la ortodoxia y de la disciplina, en tiempos de Juan Pablo II.
El cardenal Bertone era un supercentralizador, que obligaba a todos los "ministerios" y consejos vaticanos a llegar al Papa a través suyo. Sobre todo en los institutos financieros, como el IOR, el banco del Papa, donde se revelaron focos infecciosos de grandes escándalos. El modelo de Iglesia de Jorge Bergoglio es el opuesto. El Papa argentino quiere desarrollar la transparencia en la gestión opaca de la Curia, terminar con las guerras entre facciones enfrentadas y "lobbies", grupos de presión vinculados al chantaje sexual y a los negociados "non sanctos".
La Secretaría de Estado que conducirá el arzobispo Parolin, llamado "don Pietro" por los vaticanistas que le son amigos, deberá marchar por los nuevos carriles de la colegialidadque exalta el papel de los obispos como quería el Concilio Vaticano II. Francisco ejercita de Papa a fondo: habla directamente con los responsables de los dicasterios. En tiempos de Juan Pablo II y Benedicto XVI ocurría lo contrario y el papel del Secretario de Estado se había inflado con consecuencias desastrosas.
El nuevo clima se apreció ayer cuando Jorge Bergoglio reunió en el Palacio Apostólico vaticano a la cúpula diplomática para analizar la crisis de Siria. El Papa argentino quiere que la Iglesia juegue un rol más activo en el orden internacional y estudió con sus principales colaboradores las iniciativas que Francisco podría lanzar para detener las peores consecuencias de la guerra, ahora que Estados Unidos se prepara para una intervención militar. Se habla incluso de encuentros del Papa con el presidente norteamericano Barack Obama y con el secretario general de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban ki Moon.
El cambio de estilo es notable.
El Papa en persona dirige el debate, no espera alejado. Aprovechó el cambio de época para confirmar en sus cargos al sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Giovanni Becciu; al "ministro" de Relaciones Exteriores, monseñor Dominique Mamberti; y a otros, entre ellos, monseñor Georg Gaenswein, prefecto de la Casa Pontificia, también secretario privado del emérito Benedicto XVI, con quien vive en el monasterio del Vaticano elegido para su retiro por Joseph Ratzinger.
Al cardenal Bertone, que resistía el retiro, le concedió que prosiga como presidente del Comité de Vigilancia cardenalicia del IOR por unos meses y que prolongue hasta que cumpla 80 años de edad, el 2 de diciembre del año que viene, su papel de Camarlengo de la Iglesia, que es el título del purpurado a cargo de los asuntos ordinarios durante la sede vacante, que va desde la muerte de un Papa a la elección del sucesor.
El poder de Bertone se va así disolviendo rápidamente sin excesivos traumas.
Los "cambios radicales" en la Curia Romana, que reclamó Francisco apoyado por la mayoría de los cardenales, comenzaron ayer pero el nuevo Secretario de Estado asumirá sus funciones recién el 15 de octubre para darle tiempo a prepararse y retirarse como embajador del Papa en la Venezuela chavista. El 1 de octubre, en el Vaticano, ocho cardenales nombrados por Francisco –en un verdadero "consejo de la corona"– se reunirán con el Papa argentino para afrontar los proyectos de renovación "de cima a fondo" del gobierno central de la Iglesia, del banco IOR y de otras instituciones financieras internas que han dado muchos dolores de cabeza. Se acelera así el nuevo modelo de Iglesia que quiere Jorge Bergoglio.
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