Tejen tapetes para apoyar a los damnificados de los sismos
Un grupo de mujeres de la ciudad mexicana de Guadalajara teje tapetes realizados con bolsas de plástico reciclado, para donarlos a los damnificados por los sismos del 7 y 19 de septiembre en México.
Con paciencia y "mucho cariño", unas 50 tejedoras unen largas madejas de plástico y forman tapetes que permitirán dar calor a quienes perdieron todo tras los terremotos que sacudieron el centro y sur del país, dice a Efe Eren González Mascorro, coordinadora de esta iniciativa.
Explica que los tapetes, además de ser ecológicos, protegen a las personas del frío, dan un poco de calor y son fáciles de secar en caso de que se mojen con la lluvia, a diferencia de las colchonetas de tela.
El proyecto comenzó en un grupo de la red social Facebook que se organizó para donar alimentos o medicinas para las víctimas de los sismos, que dejaron más de 460 muertos y miles de familia sin techo.
Una de sus integrantes propuso elaborar los tapetes, los cuales -además de aportar "un granito de arena"- ayudan a reciclar y cuidar el medio ambiente, explica González Mascorro.
En pocas horas, decenas de personas reunieron "montañas de bolsas" de todos tamaños para comenzar con el tejido.
"Es algo que todos tenemos en la casa y en lo que no hay que invertir. (La convocatoria) creció en una forma exponencial, padrísima, porque la gente quiere ayudar", añade.
La mayoría de las mujeres que se ofrecieron como voluntarias para tejer no se conocieron sino hasta el día que comenzaron a producir.
Eso no fue impedimento para armar talleres y enseñar a otras personas interesadas a hacer las madejas de plástico o a hilvanarlas de la manera correcta.
Poco a poco se conformaron pequeños grupos de voluntarios en al menos 20 colonias de la capital del occidental estado de Jalisco y fue necesario abrir centros de acopio para que la gente donara las bolsas, ya que para armar un tapete se requieren unas 600 piezas.
"Lo que pasó nos conmovió como nación, pero en la comunidad de Guadalajara nos movió a la acción", asegura González Mascorro, y añade que aunque la emergencia ha pasado, es importante encontrar la manera de "dar la mano" a quienes perdieron todo y tienen que levantar su hogar desde cero.
El trabajo para realizar los tapetes requiere tiempo y paciencia.
Una vez que las bolsas llegan a los centros de acopio, son cortadas en trozos que se unen en forma de cadena para hacer madejas.
Las manos ágiles de las tejedoras entrelazan el hilo de plástico ayudadas con grandes ganchos hasta formar bloques de cadenas que luego unirán. Tras unas 20 horas de trabajo continuo conformarán un tapete de cerca de 180 centímetros de largo y de un centímetro y medio de grosor.
El toque final se lo da cada tejedora en la cabecera de la colchoneta. Con hilo convencional o tinta ponen su firma con una frase que refleja la calidez con que hacen su trabajo: "Ánimo, esto pasará".
El grupo pretende enviar los primeros 50 tapetes a finales de octubre a las comunidades más alejadas del sureño estado de Oaxaca, que han sido afectadas por dos fuertes sismos y miles de réplicas posteriores.
Los demás lotes irán a los afectados de los estados de Chiapas, Pueblas y Morelos.
"Tenemos la meta de mínimo 50 colchonetas para mandar en octubre y noviembre. Es un buen número que en una comunidad puede ayudar mucho y si son más, sería ideal", afirma González Mascorro.
Los tapetes serán enviados "de mano en mano", es decir, esta organización ya tiene contacto con organismos ciudadanos en los estados para que sean entregados a quienes "en realidad lo necesitan", explica la activista.
"Ellos mismos viven en las comunidades y saben quiénes lo necesitan y tenemos gente quien nos ayuda con la logística" para evitar un mal manejo de la ayuda, asegura.
La iniciativa está por crecer a otros estados del occidente de México, donde otros grupos de tejedoras se han ofrecido como voluntarias para ayudar con esta labor.
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