¿Qué pasó en el tercer episodio de ‘House of the Dragon‘? El reencuentro de Alicent y Rhaenyra
ESTADOS UNIDOS.- En el mundo de Westeros, los rumores de guerra son tan constantes como las estaciones. En la segunda temporada de “House of the Dragon”, especialmente en el episodio 3, las opiniones están divididas sobre si la guerra ya ha comenzado o si aún puede evitarse. Algunos creen que la acción es inevitable y que deben prepararse para defenderse y sobrevivir, mientras que otros, incluidos muchos personajes clave, todavía piensan que la guerra es una posibilidad futura que podría evitarse con las decisiones correctas.
Entre estos últimos se encuentra Rhaenyra (interpretada por Emma D’Arcy), quien mantiene la esperanza de que sus oponentes escuchen la razón. A pesar de que no la escucharon cuando el último rey la nombró heredera, Rhaenyra confía en que podrán ser persuadidos, incluso después de la muerte de un niño en su nombre. Esta esperanza es lo que la lleva a ser llamada “Rhaenyra la Cruel”, un título que refleja la percepción de sus acciones por parte de algunos habitantes del reino.
El episodio, dirigido por Geeta V. Patel, también nos muestra a personajes secundarios en el Norte, y proporciona referencias sutiles para los lectores de “Fire & Blood”. La trama se desarrolla lentamente, recordándonos que el pueblo de Westeros ve a Rhaenyra y Aegon (Tom Glynn-Carney) como figuras representativas de sus facciones, con Rhaenyra cargando la culpa por la muerte del hijo de Aegon, a pesar de no haber participado ni consentido tal acción.
Patriarcado y Relaciones de Poder
Un tema recurrente en este episodio y en la serie en general es el patriarcado. En Desembarco del Rey, Alicent (Olivia Cooke) observa con desdén cómo el consejo pequeño del Rey se convierte en un caos de gritos y acusaciones, mientras ella se mantiene al margen de la histeria. “House of the Dragon” se esfuerza por humanizar a ambos personajes femeninos principales, Alicent y Rhaenyra, sin convertirlas en figuras pasivas o santificadas. La relación y las motivaciones de estas dos mujeres fuertes son exploradas con profundidad, sin relegarlas a roles simplistas.
Siguiendo el consejo de Rhaenys (Eve Best), Rhaenyra se embarca en una misión para hablar con Alicent directamente, con la esperanza de detener la guerra antes de que comience. Envía a sus tres hijos más jóvenes y a Rhaena (Phoebe Campbell) a Pentos, con cuatro huevos de dragón, para mantenerlos a salvo. Mientras tanto, Daemon (Matt Smith) se dirige a Harrenhal, enfrentándose a sus propios demonios y a un ambiente inquietante, con la intención de apoyar a Rhaenyra.
Resoluciones y Desafíos Futuras
El episodio culmina con un encuentro entre Alicent y Rhaenyra, una escena cargada de tensión y emoción. A pesar de sus diferencias y del conflicto que las rodea, hay un entendimiento tácito y una historia compartida que resuena en su interacción. D’Arcy y Cooke logran transmitir una química que refleja una relación profunda, familiar para cualquier adulto que haya experimentado amistades cercanas y complicadas.
Alicent, al darse cuenta de que malinterpretó las intenciones de Viserys, enfrenta una nueva verdad con humildad y terror. Esto podría abrir la puerta a un cambio de lealtades o, al menos, a una reevaluación de su fervor en la causa de Aegon. Sin embargo, el episodio no concluye con una resolución esperanzadora; Alicent sigue creyendo que la guerra es inevitable y que la única manera de sobrevivir es apoyando a su propio bando.
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La serie sigue explorando las complejidades de sus personajes y las motivaciones detrás de sus acciones, dejando a los espectadores reflexionando sobre las dinámicas de poder y las inevitables consecuencias de la guerra en Westeros. Con cada episodio, “House of the Dragon” profundiza en la trama y los dilemas morales que enfrentan sus protagonistas, manteniendo a la audiencia al borde de sus asientos.
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